El poder de la identificación con las experiencias de otras personas es el milagro que hace que la recuperación sea posible. Cuando un recién llegado asiste a su primera reunión y ve que ha llegado a un lugar donde se le escucha sin interrumpirle, se le entiende y no se le juzga, siente que por fin ha encontrado el sitio donde sentirse libre, libre de compartir con personas con similares experiencias que escuchan y se identifican.
Escuchar a personas que pasan por los mismos quebraderos de cabeza y que han hecho las mismas locuras para conseguir (sin éxito) que su familiar o amigo deje de consumir drogas o alcohol abre la posibilidad de que cualquier persona con un problema similar se sienta identificada.
En un principio, queremos que nuestro familiar se recupere, pero si nos damos la oportunidad de seguir asistiendo muchos encontramos que el programa de recuperación de Familias Anónimas es para nosotros mismos, y algunos llegaremos a comprobar que cambiando nuestras actitudes para con nosotros y para con nuestro familiar o amigo facilitamos que él pueda mejorar su vida. Aprendemos a vivir nuestras circunstancias y las de nuestro familiar o amigo que consume drogas con mayor dignidad y con el desapego necesario para sentirnos mejor y gestionar más eficazmente nuestra vida.
A continuación te ofrecemos la oportunidad de leer algunas de las guías que nos ayudan a vivir mejor y más serenamente a pesar del problema de drogadicción de nuestro familiar o amigo:
Las 12 Promesas de Familias Anónimas
- Nos libraremos de las preocupaciones y lograremos una nueva felicidad.
- No nos arrepentiremos del pasado ni desearemos olvidarlo por completo.
- Entenderemos la palabra serenidad.
- Conoceremos la paz.
- A pesar de lo que hemos sufrido en el pasado, podremos observar cómo nuestras experiencias pueden beneficiar a otras personas.
- Desaparecerán los sentimientos de autocompasión y resentimiento.
- Perderemos el interés por intentar cambiar a los demás y ganaremos aprecio por esas personas especiales que hay en nuestras vidas.
- Nuestra pretensión de superioridad moral desaparecerá.
- Nuestra actitud y nuestra manera de mirar la vida cambiarán.
- El miedo a las opiniones de otras personas y nuestras inseguridades nos abandonarán.
- Sabremos intuitivamente cómo manejar situaciones que antes nos dejaban perplejos.
- Llegaremos a darnos cuenta de que el Poder Superior hace por nosotros lo que nosotros no podemos hacer.
"Soltar las riendas" es otro de nuestros lemas de recuperación, nos ayuda a hacernos cargo únicamente de aquello que es nuestra responsabilidad.
Soltar las riendas
- SOLTAR LAS RIENDAS es temer menos y querer más.
- SOLTAR LAS RIENDAS no significa que ya no me importa, sino que no puedo hacer el trabajo de otra persona.
- SOLTAR LAS RIENDAS no es desconectarme sino comprender que no puedo controlar a los demás.
- SOLTAR LAS RIENDAS no es permitir que los demás se hagan daño, sino dejar que aprendan de las consecuencias de sus actos.
- SOLTAR LAS RIENDAS es admitir que soy impotente y que, por lo tanto, los resultados no están en mis manos.
- SOLTAR LAS RIENDAS es dejar de culpar y de intentar cambiar a los demás y sacar el mejor partido de uno mismo.
- SOLTAR LAS RIENDAS no es “cuidar de”, sino “interesarse por”.
- SOLTAR LAS RIENDAS es no juzgar y dejar que los demás sean seres humanos.
- SOLTAR LAS RIENDAS es no estar en medio de todas las situaciones para controlar los resultados y dejar que los demás forjen sus propios destinos.
- SOLTAR LAS RIENDAS es no ser protector y permitir a los demás que se enfrenten a la realidad.
- SOLTAR LAS RIENDAS es dejar de negar y empezar a aceptar.
- SOLTAR LAS RIENDAS es no engañar, reñir, ni discutir y buscar mis propios defectos para corregirlos.
- SOLTAR LAS RIENDAS es no ajustarlo todo a mis propios deseos y tomarme cada día como venga, alegrándome de estar vivo.
- SOLTAR LAS RIENDAS es no criticar, no controlar y convertirme en aquello que sueño ser.
- SOLTAR LAS RIENDAS es no arrepentirse del pasado y crecer y vivir para el hoy y el futuro.